Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico de Vejer de la Frontera. Cádiz. 2002-2006.
No podemos pensar ilusamente que el Plan Especial controla todos los resortes o dimensiones necesarios para una estrategia integral de desarrollo urbano. Gran parte de los problemas de la ciudad histórica están condicionados, en su posible solución, a la orientación de políticas más generales, y a la iniciativa de actores privados. Frente a esta limitación, sin embargo, afirmamos que el Plan Especial puede operar como el referente para la coordinación de actores públicos y privados, que se adhieran a sus objetivos y estrategias. En ese sentido, el Plan Especial quiere, también, asumir el desafío de armonizar los distintos aportes en una síntesis coherente, viable, y potente en sus ideas. Más que articular demandas para el corto plazo, se trata de crear con los actores una imagen compartida acerca del futuro deseable para el Conjunto Histórico, y acerca de las estrategias urbanísticas para contribuir a lograrlo. En definitiva, conformar un instrumental que permite pensar el Plan Especial como algo más que un plan ordenador, de forma de abarcar también acciones urbanas de calificación y operaciones integradas estratégicas.
Estamos convencidos de que el desafío de la actuación urbanística en los centros históricos es articular creativamente la memoria, la protección y puesta en valor del patrimonio, con la innovación que se apoya en nuevos usos, apropiaciones sociales y significados, capaces de mantener viva a la ciudad. En este sentido, el Plan Especial es una ocasión apropiada para establecer este diálogo entre memoria e innovación, y por ello, el Plan Especial propone el abordaje simultáneo y coordinado de un patrimonio urbano a proteger y valorizar, y unas áreas de oportunidad para la transformación (concretado en proyectos e intervenciones de diversa escala).
El Plan Especial quiere aportar para este diálogo (protección-innovación) un trabajo reflexivo, libre de dogmatismo, y orientado a la búsqueda de soluciones que favorezcan la calidad urbana en sus múltiples aspectos, incluyendo la habitabilidad, la sostenibilidad socioeconómica, la calidad del diseño, la armonía de las actividades, de los significados y la diversidad sociocultural. En definitiva, una urbanidad contemporánea, atenta a las visiones de distintos actores urbanos, públicos y privados, con raíces en el pasado y con apuestas hacia el futuro.
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